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Por Sonsoles Rodríguez " La Osa Mayor menos dos", que se estrena este fin de semana en Madrid y Barcelona, es el octavo trabajo del cineasta madrileño, aunque no el último -se rodó en el 2006 y desde entonces el film ha recorrido numerosos festivales, salas independientes y filmotecas de la geografía nacional-, ya que el año pasado rodó "Biolencias". El documental es un intento por legitimar la locura por parte de Reznak, de integrar en la sociedad a aquellos que padecen la enfermedad mental: "para mí son personas muchísimo más interesantes, sensibles y abiertas que otras que consideramos normales", explica en una entrevista con EFE. El largometraje se filmó en el Hospital Psiquiátrico de Leganés a lo largo de año y medio, espacio en el que el director y un reducidísimo equipo convivieron con los enfermos para "rescatar las voces de aquellos que padecen la locura y no de sus familiares, ni del equipo médico. Quería hacer algo verdadero y alejarme de toda la distorsión que rodea a esta temática". "Estuve casi dos meses antes de empezar a filmar, antes teníamos que conocer a los pacientes y ellos a nosotros, y tenían que familiarizarse con la cámara, que al principio llevaba sin película", explica el director. La cinta ha sido filmada en formato 16 mm y en color, aunque David confiesa que "lo del color fue algo muy intuitivo", conoció el psiquiátrico y decidió que "con esta técnica se conseguía retratar mejor el aspecto algo nostálgico y decadente del lugar". Sin embargo, en " La Osa Mayor menos dos" el director ha querido darle más importancia al contenido que a la forma, aunque sí que ha dejado espacio para ciertas escenas más visuales en las que intenta "interpretar el discurso del delirio a través del azul del cielo cruzado por un avión, la estación de Atocha...", asegura. Con una cámara discreta y en todo momento "respetuosa", el espectador se encuentra con el día a día de los pacientes de dos unidades distintas del hospital, por un lado, los más sanos, en rehabilitación, y por otro, los pacientes crónicos o irreversibles. De este modo, el largometraje, cuyo título pretende legitimar ese delirio -"si alguien me dice que la Osa Mayor tiene cinco estrellas, ¿quién es nadie para decirle que tiene siete?"- muestra las excursiones, viajes y fiestas que los pacientes celebran alejándose en todo momento del morbo y la frivolidad. "Hago una puesta en escena partiendo de la realidad, intento conseguir las cosas al vuelo y que todo esté lo menos manipulado posible", concluye Reznak. EFE
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