> La osa mayor menos dos. Por Miguel Marías

> Javier Cortijo en "Miradas para un nuevo milenio. Fragmentos para una historia futura del cine español". De Hilario Rodriguez

> Lucca Film Festival

> ABC. Por Javier Cortijo.

> La locura documentada. Ana Castaño. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Madrid.

> Abdelfatteh FAKHFAKH. Revista “Le Cinephile". Túnez.

> Humo huidizo sobre cielo azul. Javier Cortijo ABC

> Osos amorosos. Olmo. Precriticas.com

> Jara Yáñez. Cahiers du Cinema

> Alberto Úbeda. Público

> En las montañas de la locura. Sergi Sánchez. La Razón

> Sonsoles Rodríquez. EFE

> Ismael Marinero. Metrópolis. El Mundo

> Carnaval de dementes, por Javier Ocaña. El País

> La última balada de un francotirador, por Sara Brito. Público

> Reseña. Madrid 360. Abc

> Hay otros mundos pero están en este. Jose M. Robado. Fanzinedigital

> Fotografiando la locura. Guia del Ocio

> La Osa Mayor Menos Dos.
Por Veronica. Pochoclos.com



 
     
     
     

 

En las montañas de la locura
Por Sergi Sánchez.
La Razón

El director David Reznak quiere escuchar a los enfermos mentales: cuando les escucha está respetando su facultad para vivir en otra realidad o para transformar la realidad en la que viven. El filme « La Osa Mayor menos dos» no se inscribe en la estela de documentales sobre la locura que han intentado denunciar la brutalidad de las instituciones psiquiátricas (por ejemplo, la célebre cinta «Titicut Follies», 1967, realizada por Frederick Wiseman, o la perturbadora «Locos de desatar», dirigida por Marco Bellocchio en 1975), sino que prefiere, como ocurría en la producción española «Monos como Becky» del desaparecido Joaquín Jordà, indagar en la lucidez que encierra la mirada que se desvía, la mirada que reinventa el concepto de «normalidad» para reivindicar su subjetividad del modo más extremo posible.

Para ello el cineasta entrevista a unos cuantos internos del psiquiátrico de Leganés -algunos viejos y con locura irreversible; otros más jóvenes, en pleno proceso de reinserción en la sociedad-, los acompaña en excursiones al Valle de los Caídos o a la playa, los observa en su confrontación con el entorno, atiende a sus delirios, escucha las distintas voces que salen de su cabeza, pero nunca los juzga ni fuerza sus respuestas.

El resultado es un documental impresionista y a contracorriente, que hace de su aparente falta de estructura y su desaliño formal una defensa de la locura como manera de ver y estar en este mundo.