> La osa mayor menos dos. Por Miguel Marías

> Javier Cortijo en "Miradas para un nuevo milenio. Fragmentos para una historia futura del cine español". De Hilario Rodriguez

> Lucca Film Festival

> ABC. Por Javier Cortijo.

> La locura documentada. Ana Castaño. Miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. Madrid.

> Abdelfatteh FAKHFAKH. Revista “Le Cinephile". Túnez.

> Humo huidizo sobre cielo azul. Javier Cortijo ABC

> Osos amorosos. Olmo. Precriticas.com

> Jara Yañez. Cahiers du Cinema

> Alberto Úbeda. Publico

> En las montañas de la locura. Sergi Sánchez. La Razón

> Sonsoles Rodríquez. EFE

> Ismael Marinero. Metrópolis. El Mundo

> Carnaval de dementes, por Javier Ocaña. El País

> La última balada de un francotirador, por Sara Brito. Público

> Reseña. Madrid 360. Abc

> Hay otros mundos pero están en este. Jose M. Robado. Fanzinedigital

> Fotografiando la locura. Guia del Ocio

> La Osa Mayor Menos Dos.
Por Veronica. Pochoclos.com

 



 
     
     
     

 

LA OSA MAYOR MENOS DOS
por Miguel Marías

Nada sé del autor de esta película, como nada sabía de ella, ni tenía noticia de su existencia. Pero, una vez vista, con permanente interés y curiosidad que iba en aumento a medida que avanzaba, preguntándome qué iba a ser de aquellos seres, y cómo iba a terminar - ¿no es eso el suspense ? ¿quién dijo que en un documental no hay narración? ¿quién que no cuenta, al final, una historia o varias, aunque no parta de un guión previo, sino que se va escribiendo con la cámara, y se concreta en el montaje? -, encuentro que La Osa Mayor menos dos es uno de los (muy) pocos verdaderos documentales rodados últimamente en España, donde - se dice y se repite desde hace unos seis años ya - "florece" el documental súbitamente, a costa de presentar (y aceptar) como tales muchos chapuceros reportajes, con una visión del mundo televisivamente "correcta" o redentorista, y que miran tan poco a sus sujetos como esas ficciones que narran lo que sucede a seres no sólo inexistentes - como todos los imaginarios - sino inverosímiles y carentes de interés. A veces el nombre oculta la realidad, como la moneda mala o falsa desplaza de la circulación a la buena, y puede acabar convirtiéndose en un obstáculo, en un género, en una etiqueta.

En el fondo, importa poco que los personajes de "La Osa Mayor menos dos" sean ellos mismos o que sean magníficos actores (desconocidos) representando un papel, que sus circunstancias sean las que David Reznak registra gráfica y sintéticamente o (sería una suerte para ellos) que todo sea una ficción dramática; el caso es que lo que vemos es muy interesante, está mostrado con respeto, claridad, convicción y honradez, y resulta creíble, dramático, terrible, ocasionalmente divertido. Por eso lo que vemos y oímos nos importa.

Como parece cada vez más consustancial a los auténticos films documentales, es decir, a los que tienen vocación de documento sin por ello renunciar a la mirada cinematográfica, sino todo lo contrario, ya que entienden el cine como un instrumento inmejorable para mirar mejor, y así ver y dar a ver con mayor precisión y penetración lo que la realidad oculta e implica bajo su superficie, más allá del momento mismo de la filmación, al "proyectarse" tanto hacia el pasado (cuya carga y huella y cicatriz llevan dentro, o en el rostro o los movimientos, los pacientemente retratados) como hacia el futuro (por el que los espectadores, implicados, no podemos dejar de preguntarnos, no sin preocupación). De tal modo que el cineasta se convierte un poco en un psiquiatra sin aspiraciones ni capacidades curativas, pero dispuesto no sólo a escuchar, sino a mirar de frente y a sostener la mirada del otro, a tratar de dialogar hasta en las fronteras de la coherencia. Interesado, respetuoso, preocupado, responsable de esos seres que el trato prolongado, la confianza conquistada y su incorporación como personajes a una película propia ha ido haciendo en cierta medida suyos, asunto también suyo. Y los que la vemos quedamos también comprometidos, implicados.